C E N T R O

U D I V E R S I T A R I O

UNIDAD DEL NEURODESARROLLO

🌱 Intervención Cognitivo-Conductual, Socioemocional y de Juego

En nuestro centro, abordamos el desarrollo de habilidades sociales, afectivas, conductuales y cognitivas a través de un enfoque ecléctico que combina terapia cognitivo-conductual, humanista y de juego, siempre adaptado al nivel de desarrollo de cada niño. Este enfoque nos permite acompañar procesos esenciales del neurodesarrollo como la comprensión emocional, la autorregulación, la conducta adaptativa, la construcción del vínculo social, y la participación activa y funcional en su entorno cotidiano.

Trabajamos desde elementos como la imitación y el seguimiento de instrucciones, hasta procesos más complejos como la comprensión de reglas sociales, el desarrollo de la identidad, la autoestima, la autodeterminación, y la capacidad de los niños para involucrarse en contextos sociales de forma segura, respetuosa y significativa. Los objetivos que abordamos no estandarizados, sino que se diseñan de acuerdo con el perfil funcional, madurativo y emocional de cada niño-adolescente, así como la forma en que su diagnóstico se manifiesta. Esto nos permite garantizar que cada intervención sea realmente pertinente, efectiva y respetuosa de su forma única de sentir, procesar e interactuar con el entorno.

En esta línea, se abordan habilidades como el reconocimiento de emociones propias y ajenas, la regulación emocional y conductual, la empatía, el manejo de la frustración, la comprensión de normas y límites, el respeto de turnos, el contacto visual, la flexibilidad cognitiva y social, y la participación activa, autónoma y protegida en su entorno. Además, se enseñan herramientas concretas para reconocer y reaccionar ante situaciones de riesgo, identificar afecto inapropiado, y expresar experiencias incómodas o difíciles por medio del lenguaje verbal, gestual, pictográfico o CAA.

🧩 ¿Qué pasa si un niño presenta crisis?

Cuando un niño o niña presenta crisis de forma constante, buscamos la conducta, una crisis nunca aparece “porque sí”; siempre está comunicando algo que no se puede expresar de otra forma.

Nuestro modelo pone como primer objetivo el bienestar del usuario, siempre desde una perspectiva terapéutica y respetuosa. Ante una crisis, abordamos la situación desde su causa raíz, buscando comprensión y acompañamiento adecuados.

Es importante no confundir el bienestar con ceder ante un “berrinche” o desborde emocional; el bienestar auténtico implica un entendimiento terapéutico que guía la intervención. Por ejemplo, si un usuario manifiesta un desborde emocional que termina en crisis, mantenemos un equilibrio: acompañamos con respeto y contención sin ceder a demandas que puedan ser contraproducentes para su desarrollo, siempre promoviendo su comprensión y regulación emocional.

🧠 ¿Qué buscamos entender?

Exploramos diferentes posibles orígenes, porque cada caso es único:

  • Sensorial: ¿Hay estímulos que lo sobrecargan (luces, sonidos, texturas, movimiento)?

  • Emocional: ¿Siente ansiedad, frustración o miedo y no sabe cómo expresarlo?

  • Comunicativo: ¿Tiene medios funcionales para expresar lo que necesita o rechazar lo que le molesta?

  • Conductual: ¿Ha desarrollado alternativas claras para manejar la frustración o resolver conflictos?

  • Cognitivo: ¿Está enfrentando rutinas o demandas que no logra comprender o anticipar?

🛠️ ¿Cómo intervenimos?

No aplicamos un solo tipo de intervención, sino que diseñamos planes personalizados e integrales que responden a lo que ese niño necesita en ese momento. Esto puede incluir:

  • Integración sensorial: Cuando identificamos una sobrecarga sensorial, nuestro objetivo es apoyar al sistema nervioso para que tolere mejor ciertos estímulos y prevenir la desregulación. Sin embargo, incluso si la crisis no tiene un origen sensorial directo, podemos ofrecer estímulos sensoriales específicos que ayuden a regular al usuario. Por ejemplo, aplicamos presiones suaves, aromas o luces, seleccionados según su perfil sensorial individual, para favorecer la autorregulación y el bienestar.Apoyo en comunicación funcional, para dotarlo de herramientas que le permitan expresar lo que siente o necesita (pictogramas, gestos, lenguaje oral, dispositivos electrónicos).

  • Autorregulación emocional y conductual, a través de estrategias visuales, objetos reguladores, rutinas de contención y acompañamiento afectivo.

  • Terapia cognitivo-conductual y de juego, para ayudarle a entender lo que pasa, anticipar situaciones difíciles y desarrollar herramientas para afrontarlas.

Sabemos que algunas crisis pueden implicar conductas de agresión a sí mismos o hacia otros, y es importante reconocerlo sin estigmatizarlo. En estos casos, siempre después de dialogar y acordarlo con las familias, implementamos estrategias de contención física o ambiental, únicamente cuando son necesarias para salvaguardar la seguridad del menor y del terapeuta, nunca como castigo ni forma de control. Estas acciones se acompañan de un trabajo terapéutico constante que busca disminuir progresivamente la intensidad y frecuencia de estas crisis mediante herramientas sensoriales, sociales, comunicativas, emocionales y cognitivas que permitan al niño expresar su malestar de formas más funcionales y seguras.

Nuestro actuar siempre busca tener una base y manejo terapéutico, con un ¿por qué? y ¿para qué? claro, una crisis y un desborde emocional o berrinche” no son lo mismo, aunque a veces puedan parecerlo, y bien, un desborde emocional puede escalar a una crisis, en estos casos mantenemos una postura firme, pero afectiva. No se trata de ceder ante una exigencia, como por ejemplo cuando un niño quiere salir al patio en un momento no permitido, sino de ayudarle a atravesar el malestar, acompañándolo con respeto, pero también con claridad y estructura. Usamos estrategias como la anticipación, la negociación, el uso de apoyos visuales, el encuadre, y la contención emocional y conductual, para que pueda comprender los límites, integrar las normas del entorno y desarrollar autocontrol sin sentirse invalidado o castigado.

🤝 Acompañamiento a las familias

Sabemos que las crisis no solo afectan al niño, sino también a su entorno más cercano. Por eso, trabajamos siempre de la mano de las familias, brindando comprensión, estrategias concretas y contención. Enseñamos cómo actuar antes, durante y después de una crisis

💬 Desarrollo Socioafectivo

Esta área es un componente fundamental para el bienestar, la autonomía y la inclusión plena. Nuestra manera de trabajo siempre parte de la valoración individual de cada niño, niña o adolescente, determinar sus características, partiendo de elementos como su edad real, su edad madurativa, sus recursos, necesidades específicas y sus formas particulares de procesar, comprender y aprender.

Promovemos el desarrollo socioafectivo a través de diferentes dimensiones:

La construcción de la identidad y la autoestima, acompañando a cada persona en el proceso de reconocerse a sí misma, identificar sus emociones, gustos, fortalezas y necesidades.
Trabajamos desde habilidades básicas como el reconocimiento del propio nombre, la identificación de emociones primarias, el uso de gestos o recursos alternativos para expresarse, hasta aspectos más complejos como la construcción del autoconcepto, la reflexión sobre las propias características, la comparación social, el sentido de pertenencia, y la integración de sus particularidades como parte valiosa de su identidad.

Las relaciones sociales y afectivas sanas, fomentando el respeto, la empatía y la interacción y cooperación con los demás, así como la valoración de la diversidad en todas sus formas. Se promueve el desarrollo de habilidades sociales desde interacciones simples como el contacto visual, el juego paralelo, el intercambio de turnos y la imitación, hasta relaciones más complejas como el establecimiento de amistades, la negociación de acuerdos, la autorregulación emocional en grupo y la resolución de conflictos.

• La participación en su comunidad, fortaleciendo el sentido de pertenencia, la comprensión de las normas de convivencia, el reconocimiento de los roles sociales y el desarrollo de formas respetuosas de interacción.

Este trabajo incluye desde la incorporación gradual a grupos pequeños con apoyo estructurado, la práctica de rutinas colectivas, el respeto de reglas básicas, hasta la participación activa en contextos más amplios, la toma de decisiones compartidas, y el ejercicio de la ciudadanía desde el lugar que cada persona ocupa.

La construcción de valores y principios, tales como el respeto, la solidaridad, la justicia, la honestidad y la responsabilidad, los cuales se abordan siempre de manera vivencial, concreta y significativa.
Estos valores se trabajan desde experiencias cotidianas en entornos seguros y amorosos, mediante el modelado, el acompañamiento constante, el juego cooperativo, la reflexión guiada, y actividades que vinculen lo emocional con lo social.

A través de estas acciones, el desarrollo socioafectivo se convierte en una herramienta clave para que cada niño, niña o adolescente fortalezca su bienestar emocional, construya vínculos positivos, y se reconozca como parte activa y valiosa de su entorno. Nuestro compromiso es crear espacios accesibles, empáticos y sensibles a las diferencias, en los que todos puedan crecer, sentirse seguros, y desarrollarse plenamente..